domingo, 16 de septiembre de 2012

Frases de Educación Popular

 

Docente Alexandra Merlo

 

Algunas Frases célebres sobre la educación


  1. Es necesario desarrollar una pedagogía de la pregunta. Siempre estamos escuchando una pedagogía de la respuesta. Los profesores contestan a preguntas que los alumnos no han hecho

  2. Mi visión de la alfabetización va más allá del ba, be, bi, bo, bu. Porque implica una comprensión crítica de la realidad social, política y económica en la que está el alfabetizado

  3. Enseñar exige respeto a los saberes de los educandos

  4. Enseñar exige la corporización de las palabras por el ejemplo

  5. Enseñar exige respeto a la autonomía del ser del educando

  6. Enseñar exige seguridad, capacidad profesional y generosidad

  7. Enseñar exige saber escuchar

  8. Nadie es, si se prohíbe que otros sean

  9. La Pedagogía del oprimido, deja de ser del oprimido y pasa a ser la pedagogía de los hombres en proceso de permanente liberación

  10. No hay palabra verdadera que no sea unión inquebrantable entre acción y reflexión

  11. Decir la palabra verdadera es transformar al mundo

  12. Decir que los hombres son personas y como personas son libres y no hacer nada para lograr concretamente que esta afirmación sea objetiva, es una farsa

  13. El hombre es hombre, y el mundo es mundo. En la medida en que ambos se encuentran en una relación permanente, el hombre transformando al mundo sufre los efectos de su propia transformación

  14. El estudio no se mide por el número de páginas leídas en una noche, ni por la cantidad de libros leídos en un semestre. Estudiar no es un acto de consumir ideas, sino de crearlas y recrearlas

  15. Solo educadores autoritarios niegan la solidaridad entre el acto de educar y el acto de ser educados por los educandos

  16. Todos nosotros sabemos algo. Todos nosotros ignoramos algo. Por eso, aprendemos siempre

  17. La cultura no es atributo exclusivo de la burguesía. Los llamados "ignorantes" son hombres y mujeres cultos a los que se les ha negado el derecho de expresarse y por ello son sometidos a vivir en una "cultura del silencio"

  18. Alfabetizarse no es aprender a repetir palabras, sino a decir su palabra

  19. Defendemos el proceso revolucionario como una acción cultural dialogada conjuntamente con el acceso al poder en el esfuerzo serio y profundo de concienciación

  20. La ciencia y la tecnología, en la sociedad revolucionaria, deben estar al servicio de la liberación permanente de la Humanización del hombre.

     

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Camino a la liberación

DOCENTE EMERSON SANCHEZ

La alfabetización como camino de liberación


Para Paulo Freire, el proceso de alfabetización tiene todos los ingredientes necesarios para la liberación. «... el aprendizaje y profundización de la propia palabra, la palabra de aquellos que no les es permitido expresarse, la palabra de los oprimidos que sólo a través de ella pueden liberarse y enfrentar críticamente el proceso dialéctico de su historización (ser persona en la historia)». El sujeto, paulatinamente aprende a ser autor, testigo de su propia historia; entonces es capaz de escribir su propia vida, consciente de su existencia y de que es protagonista de la historia.

Podemos entender la alfabetización como la conquista que hace el hombre de su palabra, lo que ciertamente conlleva la conciencia del derecho de decir la palabra.


Fases del método para la alfabetización


En la alfabetización es necesario seguir el método activo dialogal, crítico.

1º Fase: Levantamiento del universo vocabular (universo de las palabras habladas en el medio cultural del alfabetizando) de los grupos con los cuales se trabaja. Se extraen los vocablos de más ricas posibilidades fonéticas y de mayor carga semántica, con sentido existencial y emocional.

2º Fase: Elección de las palabras seleccionadas del universo vocabular investigado.

3º Fase: Creación de situaciones existenciales típicas del grupo con el que se va a trabajar.

Las palabras utilizadas reciben el nombre de generadoras, ya que a través de la combinación de sus elementos básicos propician la formación de otras. A partir de esas palabras se configuran las situaciones existenciales.

4º Fase: Elaboración de guías (Flexibles) que auxilien a los coordinadores de debate en su trabajo.

5º Fase: Descomposición de las familias fonéticas correspondientes a los vocablos generadores.

Se plasman las situaciones en láminas, diapositivas o proyecciones que, de la experiencia vivida por el alfabetizando, pasan al mundo de los objetos.

De uno en uno, los educandos van todos haciendo palabras nuevas con las posibles combinaciones a su disposición. Este proceso va creando conocimientos de palabras que enriquece la posibilidad de decirse diciendo su mundo.



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Libro de Educación Popular

Docente Franklin Espinoza FPMA/FJFP 03 Educacion Popular - III edición

Libro de técnicas de educación popular

DOCENTE FRANKLIN ESPINOZA
FJFP/FPMA

EDUCACIÓN POPULAR



DOCENTE: PEDRO JUÁREZ
SPC III


"Enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las posibilidades de su producción o de su construcción... Quien enseña, aprende al enseñar y quien aprende enseña al aprender... Enseñar no existe sin aprender y visceversa" Paulo Freire, educador brasileño (1921-1997), pionero de la Educación Popular.
Estas dos palabras vienen sonando fuerte desde hace unos años a esta parte. La educación popular nace de la necesidad del pueblo trabajador de educarse. Y decimos pueblo trabajador porque los primeros bachilleratos populares fueron creados por trabajadores en fábricas recuperadas o en sindicatos. Sin embargo, el alcance que tiene la educación popular hoy en día es mucho mayor.  Cuando un bachillerato popular se inaugura, la comunidad entera es convocada, con lo cual, más de 14 millones de personas excluidas del sistema educativo (según el CENSO de 2001) son tentadas con esta nueva educación, la educación popular, en la que cada persona no sólo está invitada a aprender, sino también a enseñar.

Estos 14 millones de seres van desde los adultos que hace añares que no pisan un aula, hasta adolescentes recién salidos de la escuela formal, quienes por diferentes motivos fueron expulsados de la misma. Pero no es la función de la educación popular emparchar los agujeros de las políticas educativas del Estado, sino crear una verdadera herramienta transformadora, que logre reivindicar los valores perdidos de una sociedad que todavía no se recupera de las violaciones a los derechos humanos ni de las políticas neoliberales que vaciaron, entre tantas otras cosas, la escuela.

Ahora, ¿de qué forma se logra esto? Al respecto, Martín Yuchak, docente y coordinador del Bachillerato Popular “Casa del Trabajador” de Moreno opina que “se trata de poner en funcionamiento todas las fuerzas pedagógicas que existen en la sociedad, y que este sistema deja afuera” y que “si el docente pretende seguir enseñando como lo hizo siempre en la escuela o en la universidad, los estudiantes lo van a rechazar al igual que rechazaban a aquellos del sistema educativo que los dejó afuera”.

Los docentes de los bachilleratos populares trabajan ad-honorem, pero hay opiniones encontradas acerca de si un bachillerato debe autofinanciarse o no. No pasa lo mismo con el reclamo de la oficialización del título: en 2007 se consiguió que todos los bachilleratos populares otorguen título secundario oficial. Y se está peleando para que los que se crearon a partir de 2008 también estén oficializados. “Desde nuestros bachilleratos populares peleamos por el reconocimiento legal y por salarios para los docentes, pero antes que nada está el reconocimiento para el título de los estudiantes. Primero el pueblo, después la parte del pueblo que somos nosotros como docentes. 

 Si no cambiamos esa conciencia los docentes, difícilmente podamos aportar a un proceso de cambio en el sistema educativo” rescata Martín. Y agrega un ejemplo: “cuando comenzó uno de los bachilleratos que abrimos en el 2008 en un barrio de Moreno, comenzó la primera clase de biología y el profesor, con toda la buena intención, comenzó a explicar cómo iba a dar la materia. ¿Y qué pasó? En la mitad un estudiante lo cortó y le planteó: ‘nosotros discutimos y queremos que la materia biología sea la discusión del plan de salud del barrio, sino no nos sirve.’ Esa es toda una definición de qué es la educación popular. El estudiante cumple un rol docente porque es un trabajador del barrio que asume una tarea política. Si el docente no es capaz de aprender de la historia y las necesidades concretas y reales de los trabajadores y el pueblo es muy difícil que pueda aportar algo”.

No solo se trata de subvertir la pedagogía clásica, sino la forma de organización en su conjunto. Leonardo Dell Arciprete, egresado del profesorado de Física del CEFIEC, participa desde el Colectivo “La Trifulca” en un bachillerato popular de Barracas del Frente Popular Darío Santillán, y aporta a este tema desde su experiencia: “En un bachillerato popular no hay director, no hay preceptores ni personal de ordenanza. Todo se decide en asambleas, donde no hay diferencias de escalafón. La mayor fuerza de la educacion popular es la radicalización de la democracia, y eso es una enseñanza que nos damos entre todos, día a día, dándonos cuenta del potencial que tenemos si nos organizamos”.

Venezuela: Educación popular y transformación de la realidad


Docente: Pedro Juárez. 
SPC III

 “Vivimos un momento trascendental de la historia de nuestro país. Está en marcha una transformación profunda de todas las estructuras de nuestra sociedad y tenemos el derecho y el deber ineludible de ser autores y autoras conscientes de este proceso revolucionario.” (Misión Cultura, libro rojo) 

Pertenecer a la Misión Cultura, como a la mayoría de las Misiones Educativas impulsadas por el Gobierno Bolivariano, es pertenecer a un proyecto fundamentado en la Educación Popular y, por lo tanto, un proyecto cuyo objetivo es crear procesos de transformación de la realidad. Hoy, y a través de la reflexión que presentamos, queremos dejar constancia de la profunda unión entre los procesos educativos y la posibilidad de crear estructuras de convivencia diferentes que generen, a su vez, una diferente realidad. Para ello nos centramos en la propuesta de Misión Cultura por ser aquella que conocemos con mayor profanidad. 

Sin embargo, consideramos que esta reflexión puede aplicarse a otros tantos procesos formativo-educativos de los que se están dando hoy en Venezuela. Una Venezuela que realmente se ha convertido en LUGAR DE FORMACIÓN: en las calles y las escuelas, en las plazas y aceras, en aulas y en la sala de cada casa. La metodología de Misión Cultura se fundamenta en tres grandes claves que la enmarcan dentro de los proyectos de Educación Popular: 1. centrada en la realidad de las comunidades empobrecidas y excluidas, 2. haciendo diagnóstico con ellas, 3. desarrollando proyectos socio-comunitarios de transformación de la realidad en los que, tanto nosotros/as como activadores/as culturales, como la misma comunidad, vamos tomando en las manos el poder de planificación, decisión y gestión de las políticas públicas y las soluciones concretas en salud, educación, cultura, infraestructura, vivienda, servicios, … Esta metodología está en perfecta consonancia con el proyecto socialista de país en el que nos inscribimos y que queremos construir como un “derecho y deber ineludible de ser autores y autoras conscientes de este proceso revolucionario”. 

En este sentido, valoramos enormemente la propuesta andragógica de la Misión Cultura y hoy queremos darle un nuevo impulso y una nueva fuerza radicalizando nuestras posiciones y nuestra opción por el REAL PROYECTO COMUNITARIO como oportunidad, más allá de la profesionalización, de construir una sociedad más humana, más justa, más honesta, más solidaria, donde el poder resida en las mayorías empobrecidas y excluidas por años y no en las minorías asentadas en sus posiciones, defendiendo sus intereses. “Para crear un nuevo país es fundamental revolucionar todo el sistema ideológico, es decir, es imprescindible llevar la revolución a la educación y la cultura. Debemos trabajar para la recuperación de la calidad de vida, vista como preocupación por la dignidad de la persona, por su capacitación para contribuir a la transformación y mejora de su comunidad, su región y su país.” 

(Misión Cultura, libro rojo) Esta es nuestra propuesta para esta nueva etapa del país y de la Misión: claridad ideológica, perfil político. Para nadie es una novedad la estrecha unión que existe entre la propuesta política y educativa de cualquier grupo humano y cómo ambas dimensiones se sostienen mutuamente. Al aproximarnos a la Misión Cultura nos damos cuenta que estamos ante una propuesta educativa que es en sí misma política y, por lo mismo, ante una propuesta política que es en sí misma educativa. Y es que una de las convicciones que tenemos claras en la MC es que nuestro crecimiento está profundamente atravesado por la propuesta de convivencia política que sostenemos así como ésta determina nuestra forma de crecer y desarrollarnos como personas. A partir de aquí, ¿podemos hablar de un hecho educativo que olvide la calle, la comunidad, la historia, el contexto? Así llega la MC concretando su propuesta política: Diagnóstico Comunitario Participativo y Proyectos socio-comunitarios de aprendizaje. El compromiso de estas activadoras y activadores culturales es directamente político, su rol no es el de estudiantes sino el de activadores/es capaces de aprender de su práctica y de crecer en ella y con ella. Ahora bien, es importante hacer notar que el trabajo comunitario tiene, para Misión Cultura, un objetivo muy claro: Nuestro crecimiento en conciencia comunitaria, conciencia política, conciencia histórica.

 En este sentido, los proyectos de desarrollo socio-comunitario que asumimos como activadores/as de Misión Cultura tienen esta intencionalidad de fondo y hacia ese crecimiento encaminan sus acciones: • conciencia comunitaria que tiene que ver con la organización popular, con la ética de lo colectivo, con la sensibilidad social; • conciencia política que tiene que ver con la participación activa y protagónica en un proyecto de país revolucionario, bolivariano y socialista; y • conciencia histórica que tiene que ver con el proyecto de “hacer humana la humanidad” desde la sensibilidad ecológica, la diversidad cultural, una nueva convivencia internacional, … Y si esto lo tenemos claro, también tenemos claro, y lo hemos visto palpable en las votaciones del 2 de diciembre pasado, la amenaza que constituye esta propuesta para los grupos tradicionalmente dominantes y dominadores.

 El compañero Amilcar Figueroa lo explica contundentemente: “La historia tercamente demuestra que las clases poseedoras no renuncian a la dominación. Por tal razón en la sociedad venezolana de hoy se libra una lucha, a veces abierta, otras encubierta, entre la construcción del poder popular y las más diversas expresiones del poder permanente. En particular, a la burocracia no le simpatiza el poder popular y, en general, la institucionalidad colide con él. Al poder popular se le impone entonces la tarea de afirmarse y reclamar su condición de poder originario para continuar en la vanguardia de la lucha revolucionaria.” (Amílcar J. Figueroa, 2007) Esta afirmación que es cierta en todos los ámbitos, es especialmente relevante en el ámbito educativo y formativo que nos ocupa a las activadoras/es de la Misión Cultura. De ahí la urgente necesidad de desenmascarar, en todas sus formas, la dominación neoliberal y construir, cada día y permanentemente, el poder popular. 

Ya Simón Rodríguez tenía ideas claras al respecto que nos resultan de enorme actualidad y vigencia: “La utopía estaba en el futuro, era algo por hacer. Esto significaba, cuando menos, un conjunto de condiciones que don Simón tenía muy claras: 1. había que abandonar un sistema de vida para acceder a otro 2. había que denunciar con toda fuerza los vicios del sistema a superar 3. había que conocer a los seres con los cuales se fundaría el nuevo sistema 4. había que denunciar los falsos caminos 5. había que perfilar la gente nueva y la nueva sociedad 6. había que conocer los medios para capacitar a quienes tendrían la tarea de fundar el nuevo orden de cosas” (Daniel Prieto Castillo, 19987) La utopía es algo por hacer. No son sólo ideas, sólo convicciones o sólo debates. Por supuesto, se nutre de todos ellos. Pero es esencialmente PRÁCTICA.

 Y en esta práctica concreta que denuncia y construye se basan nuestros Proyectos de Aprendizaje. En ellos podemos incluir estas 6 condiciones de Simón Rodríguez como ejes transversales que atravesarán cada acción, cada conversa, cada taller, cada debate. Se trata de crecer y formarnos EN y PARA este nuevo sistema, esta revolución socialista asentada en el poder popular. Y es que, “Darle rango constitucional al “poder popular”, como plantea la Reforma propuesta por el Presidente Chávez, es la culminación de diversos ensayos y de constantes esfuerzos guiados por la firme convicción de que la ampliación de la democracia pasa, necesariamente, por el real protagonismo de las mayorías. En este sentido, en el transcurso de los últimos años se han creado distintos instrumentos que se complementan con la experiencia histórica acumulada por nuestro pueblo. Se trata de que el pueblo todo se organice en sus núcleos primarios de vida social. 

En Venezuela la organización social ha sido el factor clave para implementar iniciativas políticas revolucionarias de todo tipo, que van desde la lucha por superar el déficit social hasta los objetivos políticos nacionales. Ahora se trata del desarrollo de la democracia directa.” (Amílcar J. Figueroa, 2007) Así pues, la vía para lograr este poder popular es LA ORGANIZACIÓN. Y efectivamente éste ha sido el sentido de nuestros proyectos de aprendizaje. Bien, sigamos y profundicemos esa línea, busquemos en cada momento fortalecer la organización popular porque solo el pueblo organizado logra ejercer el poder popular. Y en este sentido, Simón Rodríguez vuelve a ponernos en la cruel realidad: o logramos la real organización con valores propios, desde nuestra idiosincrasia venezolana, o repetimos modelos y sistemas que favorecen intereses de minorías y empobrecen a las mayorías. 

“Para las jóvenes repúblicas latinoamericanas se abrían alternativas por demás complejas hacia finales de la década del 20: o bien se regresaba a formas monárquicas que el proceso revolucionario había tratado de superar, o se caía en la anarquía, o se consolidaba un sistema republicano capaz de superar no sólo los antiguos colonizadores, sino también las actitudes colonialistas”. (Daniel Prieto Castillo, 1987) Parafraseando al maestro, hoy diríamos que ante esta propuesta de Reforma Constitucional se abren alternativas complejas y apasionantes: o regresamos a formas representativas que el proceso revolucionario ha tratado de superar, o caemos en el intervencionismo imperial impulsado por una oposición egoísta y ciega, o contribuimos todos/as a consolidar un socialismo capaz de superar ese colonialismo introyectado todavía en nuestro corazón y capaz de crear una sociedad más justa, humana y honesta basada en el poder popular. Y aquí, “La función social de las instituciones, asegurar la continuidad del sistema, fue vista con toda precisión por el maestro. No hacía falta el palabrerío de hoy sobre los aparatos ideológicos para indicar algo claro a todas luces. 

Frente a esa política solapada, que nunca han dejado de ejercer quienes detentan el poder, se reclamaba una actitud diferente: “En las Repúblicas la escuela debe ser política también, pero sin pretexto ni disfraces. En la sana política no entran mañas, tretas ni ardides. La política de las Repúblicas, en punto a instrucción es formar hombres para la sociedad”(Simón Rodríguez) Lo popular se define en esta última línea. No se trata sólo de llegar a todos, sino también de hacer que la educación se oriente a formar pueblo. ” (Daniel Prieto Castillo, 19987) “No nos alucinemos: sin Educación Popular no habrá una verdadera Sociedad” (Simón Rodríguez) Y entonces, ¿cuál es nuestra responsabilidad como educadoras/es populares? ¿cuál nuestro rol concreto de activadores/as? Y aquí nos vamos directamente con Marco Raul Mejía y Myriam Inés Awad y su reciente publicación “Educación Popular hoy”. 

 Tomamos algunos extractos que nos resultan especialmente iluminadores para el momento histórico que vivimos en Venezuela y nuestra clarificación como Educadoras/es Populares. Lo popular, en la educación popular, es “el calificativo que define con precisión nuestra intervención educativa, sobre todo en estos tiempos de crisis de utopía en los cuales se intenta demostrar la inutilidad y la pérdida de vigencia de los sueños y de las luchas por la transformación social. De hecho, hemos tenido oportunidad de escuchar el calificativo de “soñadores” para todos aquellos que se atrevieron a redactar semejante Reforma Constitucional y, por lo tanto, para los cuatro millones y dele de venezolanas y venezolanos que tienen la osadía de sostenerla con su voto y con su vida. Pues sí, soñadores es un piropo: soñamos un mundo más justo y humano y trabajamos para construirlo a diario en nuestro entorno, soñamos con un pueblo asumiendo el protagonismo de su historia en la planificación y gestión de su cotidianidad, soñamos con una Venezuela socialista y el socialismo a la venezolana. 

Soñamos, luego existimos, vivimos, sentimos la realidad y la buscamos mejor. Soñamos, luego construimos Vida y Vida digna para todos y todas. Y aquí otro punto de vital importancia: la sistematización de nuestros aprendizajes, el acto de registrar-reflexionar-organizar sistemáticamente la práctica y comunicarla, no es simplemente una exigencia académica de la Misión. Es el camino de crecimiento, la metodología que nos empuja a crecer y formarnos como verdaderos y verdaderas educadoras, es la posibilidad de transformar nuestra propia práctica para cualificarla cada vez más, para hacerla corresponder cada vez más fielmente a los objetivos propuestos. Así pues, el informe final de cada proyecto de aprendizaje no es un requisito arbitrario, es el momento de FORMACIÓN real y concreta. Los sujetos populares no son tablas rasas donde sólo es posible la dominación. Su historia, su cultura y su práctica social -experiencias, vivencias- les entregan un saber. La educación popular reconoce a los sujetos populares como dialogantes que confluyen al acto educativo con lo que poseen, y que interactúan con otros, hijos de culturas, prácticas sociales y saberes diferentes, con el fin de construir colectivamente nuevos saberes, conocimientos y prácticas sociales, nuevos horizontes y nuevas opciones. 



Referencias bibliográficas 

• Misión Cultura, “El Pueblo es la Cultura”, Convenio Marco de Cooperación UNESR – CONAC (Libro Rojo) 
• Figueroa S, Amílcar S., “La Revolución Bolivariana: nuevos desafíos de una creación heroica”, Caracas (Venezuela), 2007 
• Prieto Castillo, Daniel, “Utopía y Comunicación en Simón Rodríguez”, Caracas (Venezuela), 1987 
• Awad G, Myriam Inés y Mejía J. Marco Raúl, “Educación Popular hoy, en tiempos de globalización”, Bogotá (Colombia), 2007 (resumen)

viernes, 7 de septiembre de 2012

Paulo Freire "Un Educador Popular Que Abraza La Libertad"

DOCENTE FRANKLIN ESPINOZA
FJFP/ FPMA



 (Recife, Brasil, 1921 - São Paulo, 1997) Pedagogo brasileño. Estudió filosofía en la Universidad de Pernambuco e inició su labor como profesor en la Universidad de Recife, como profesor de historia y filosofía de la educación.

Paulo Freire 

En 1947 inició sus esfuerzos para la alfabetización de adultos, que durante los años sesenta trataría de llevar a la práctica en el nordeste de Brasil, donde existía un elevado índice de analfabetismo. Con la ayuda del obispo Helder Cámara, promovió en 1961 el denominado «movimiento de educación de base», a la vez que desarrollaba su metodología educativa. Con la llegada al poder en 1964 del general Humberto Castelo Branco, fue detenido y hubo de abandonar el país. En el exilio ejerció como asesor educativo de diversas instituciones, entre ellas la UNESCO. Regresó a Brasil en 1980. 

Desde unas creencias profundamente cristianas, Paulo Freire concibió su pensamiento pedagógico, que es a la vez un pensamiento político. Promovió una educación humanista, que buscase la integración del individuo en su realidad nacional. Fue la suya una pedagogía del oprimido, ligada a postulados de ruptura y de transformación total de la sociedad, que encontró la oposición de ciertos sectores sociales. 

Definió la educación como un proceso destinado no a la domesticación sino a la liberación del individuo, a través del desarrollo de su conciencia crítica. Las ideas educativas de Paulo Freire quedaron recogidas en los diversos ensayos que publicó. Entre otros títulos, destacan La educación como práctica de la libertad (1967), Pedagogía del oprimido (1969) y Educación y cambio (1976).